«Distopía» Phil Camino
Si alguna vez me hubieran dicho que iba a tener que escribir esto que estoy escribiendo aquí, hubiera pensado que en todo caso sólo podría ser posible en las páginas del prólogo de una recopilación de distopías. Pero lo cierto es que estoy escribiendo este texto que aún no acaba de tomar forma porque no lo logra mi entendimiento. Porque la distopía ya no está en nuestras mentes y en las páginas de un libro, sino ahí afuera de nuestras casas. Y también está dentro de ellas. Porque nos hemos convertido en propagadores y en escudos a la vez.
Tiempos frágiles. Y por eso pedimos a los autores de esta editorial que nos regalen sus palabras. Ahora brotarán quizás con otro vigor. Y si alguno enmudece, ya hablará. A cada cual sus tiempos. Pero para muchas personas quizás las palabras cobren hoy un valor que quizás a veces se nos olvidó: el de ordenar el mundo, el de dar sentido o intentarlo cuando los sucesos nos sobrepasan, el de reconfortar, el de gritar. Al fin y al cabo, las creaciones más terriblemente hermosas en la historia del arte han surgido de las peores situaciones. Es así de real como de doloroso o trágico. Pedimos a nuestros autores que tomen la palabra en nuestro blog. Quedará en él una especie de memoria de estos días cuya duración aún no podemos predecir o imaginar, la sobrellevaremos mejor en compañía. Amigos, enviadnos textos breves de todo tipo, si nos hablan del virus y de sus efectos nos ayudarán a entender mejor qué nos pasa y a comprender que lo que nos pasa es asunto de muchos. Si son relatos que no tienen nada que ver con esta peste que felizmente nos sirvan como pasatiempo y alivio. Si son poemas ¿cuándo no ha venido la poesía a reconfortar el alma? Si son reflexiones filosóficas o científicas nos ilustrarán. Tenemos palabras y tenemos gracias a ellas el modo de estar con los otros. Y tenemos memoria. Que este blog sea estos días memoria vida de lo que nos sucede.